Ozono | Tratamientos con Ozono Médico
El ozono sigue siendo hoy en día uno de los temas más discutidos y controvertidos en relación a sus usos en el campo médico. Tras años de experiencia clínica estamos convencidos de que el problema está relacionado con el hecho de que este extraño gas, útil a gran distancia de nosotros pero descrito mayoritariamente como un contaminante a nivel del suelo, ha sido propuesto como agente terapéutico sin una descripción clara de sus mecanismos, que actúan en completa antítesis a los tratamientos farmacológicos habituales, y por tanto de difícil comprensión sin una explicación precisa y detallada tanto de sus características físico-químicas como de sus capacidades oxidantes y su papel potencial como agente útil en la prevención de enfermedades y el daños inevitables del 'envejecimiento. Hoy, para mayor claridad y considerando que el oxígeno representa sólo un "transportador" para la administración del ozono, que es el único ingrediente activo de la mezcla, hemos propuesto modificar el término oxígeno-ozono por ozono y eliminar el término terapia para el hecho de que el ozono no puede equipararse a un fármaco, intentando así corregir las muchas contradicciones e inexactitudes que tanto han perjudicado a este tratamiento, precisamente al Tratamiento con Ozono Médico.
Que es el ozono?
Pero vamos en orden. ¿Qué es el ozono? Cuando comencé esta aventura hace más de treinta años y comencé a estudiar esta molécula tan inestable compuesta por 3 átomos de oxígeno, inicialmente me atrajo una simple curiosidad por entender cómo un gas con notables capacidades oxidantes podía producir tantos y diferentes efectos positivos, sobre todo en el cuerpo humano. En la literatura, solo aparecieron las descripciones sobre el "agujero" del ozono y las propiedades tóxicas de este gas cuando su concentración excedía niveles que ya no son tolerables a nivel respiratorio. Pero abriendo el horizonte sin detenernos a evaluar solo los aspectos negativos y estando profundamente convencidos de que cualquier fenómeno o acción presenta tal dicotomía como para hacer que incluso algo que aparentemente parece "malo" se convierta en "bueno", comenzamos a buscar literatura que pudiera en algún manera de explicar el fenómeno. Bueno, entonces aquí aparece lo que podemos definir como "buen ozono", ese mismo gas que en concentraciones mínimas se transforma casi mágicamente en algo profundamente útil para la calidad de vida en nuestro planeta, capaz de poner en marcha mecanismos que son capaces de controlar la oxidación, el estrés de las células al reducir los efectos nocivos inevitables. El ozono bueno es el que se produce, por ejemplo, después de una tormenta, cuando el aire de repente se vuelve chispeante y agradable de respirar. Además, por la mañana temprano, generalmente en ambientes montañosos cuando los árboles liberan oxígeno que, cuando aparecen los primeros rayos del sol y la radiación ultravioleta, se transforman parcialmente en ozono. El famoso gas, cuya naturaleza se desconocía, descrito en algunas religiones donde se recomendaba el rito de la oración matutina al amanecer. En realidad, la molécula de ozono fue descubierta y completamente descrita recién en el siglo XIX por el alemán Christian Friedrich Schonbein. L’ozono è stato scoperto da Christian Friedrich Schonbein nel 1832. Il merito di valutare il potere disinfettante dell’ozono va a Klenmann, che per primo ne valutò l’attività battericida sui germi patogeni.
Las nuevas fronteras
Fuera de la filosofía y la tradición ahora podemos decir que este tratamiento, basado en un pequeño estrés oxidativo seguido de una potente adaptación de nuestro organismo, está ampliamente documentado a nivel científico y finalmente nos hace comprender cómo esta adaptación es capaz de modular múltiples enfermedades cardiovasculares, neurológicas, inflamatorias, inmunitarias y muchas otras funciones capaces de reducir el dolor y reequilibrar la actividad de nuestras células gracias a una vía metabólica extraordinaria, Nrf2.
Este sensor, como el HIF cuyo descubrimiento llevó a los 3 científicos que destacaron sus propiedades y actividades en la autorregulación de los niveles de oxígeno celular al Premio Nobel de Medicina en 2019, es capaz de iniciar la expresión de miles de genes que activan los más defensas dispares para combatir un exceso de estrés oxidativo y más. Esto ahora nos hace entender por qué, aunque no es una verdadera terapia médica, la administración de ozono en dosis adecuadas y no tóxicas, es capaz de calmar el dolor, mejorar el sistema inmunológico, reducir enfermedades neurodegenerativas, reducir el envejecimiento de la piel y mejorar la oxigenación de los tejidos al promoviendo la liberación de oxígeno donde tienen lugar los intercambios gaseosos. Todo esto en pro de una mejor calidad de vida, a la altura de la que se puede obtener con una actividad deportiva constante, con una buena alimentación y en general con un buen estilo de vida. Ahora podemos comprender mejor cómo el tratamiento con ozono se convierte en un recurso indispensable no solo en caso de enfermedad, sino simplemente para prevenir los daños resultantes del envejecimiento y particularmente en la vejez.
Seguridad y Protección
Dicho todo esto sin olvidar la derivación natural del tratamiento y la casi absoluta ausencia de efectos secundarios o tóxicos que sólo pueden derivarse de "malas prácticas" en su ejecución o en el uso de equipos inadecuados. Las únicas contraindicaciones son el hipertiroidismo y el favismo. Corresponde al médico evaluar cada cierto tiempo el mejor protocolo para cada sujeto que requiere ozono para las más variadas condiciones, aunque no patológicas, sino simplemente para mejorar la calidad de vida.